Porque la edad no conlleva la capitulación, porque crecer no es tan malo y porque a menudo los terribles ojos de una muchacha, la risa inquieta de un niño o un brindis al calor de una barra de bar entre amigos nos recuerda que estamos vivos.
Pero aún queda todo por hacer.
Silvio se sacó de la gaveta esta segunda cita, de donde había permanecido dormitando a causa de una enfermedad que padeció el cantautor, para presentarla en sociedad y nos regala un disco personal, lleno de homenajes y de mensajes introspectivos para hacernos reflexionar un poco más sobre nosotros mismos y a nuestras problemáticas.